Trastorno bipolar
El trastorno bipolar es una patología psiquiátrica muy frecuente, en la que el paciente alterna episodios depresivos con otros de euforia (manía). Suele volverse crónico, por lo que los bipolares requieren control médico de por vida.

Tratamiento del trastorno bipolar

Por: Natalia Bermejo Rubio

Médico de Familia

Actualizado: 2 de septiembre de 2022

El tratamiento del trastorno bipolar se basa en una combinación de fármacos (fundamentalmente estabilizadores del estado de ánimo y antipsicóticos atípico) y psicoterapia, así como una mejora de ciertos hábitos (como el control del estrés y la regulación de los horarios de sueño) que ha de seguirse de por vida para controlar los síntomas. Los episodios depresivos se tratan igual que en una depresión, pero en estos pacientes los antidepresivos pueden desencadenar episodios de manía, por lo que se usan fármacos estabilizadores del ánimo, y especialmente el litio, que se emplea para prevenir las recaídas, ya que el trastorno bipolar es una enfermedad que suele cronificarse.

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Profundizamos en el tratamiento del trastorno bipolar:

Litio para tratar el trastorno bipolar

El litio es un estabilizador del estado del ánimo, que se toma para prevenir las alteraciones del estado del ánimo (situaciones de euforia o depresión) o evitar recaídas, además de reducir el riesgo de suicidio. Tarda en actuar unos 7-10 días, por lo que cuando se emplea para tratar un episodio maníaco grave se suele asociar a fármacos antipsicóticos como el haloperidol.

Para comprobar su eficacia y los posibles efectos secundarios (que pueden incluir temblores, náuseas y vómitos, alteraciones de las hormonas tiroideas, contracturas musculares, diarrea y aumento de la cantidad de orina, aumento de peso…), y ajustar correctamente las dosis, el médico solicita análisis de sangre periódicamente para controlar los valores de litio en la sangre del paciente.

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Controles rutinarios en el tratamiento con litio

Anticonvulsivantes

Tanto la carbamacepina como el ácido valproico son estabilizadores del ánimo eficaces en el trastorno bipolar, y que se usan como alternativa al litio en casos resistentes, intolerancia a los efectos secundarios o en aquellos pacientes en los que esté contraindicado el uso del litio. Estos dos fármacos parecen ser especialmente eficaces en los pacientes que pasan del estado depresivo al maníaco en poco tiempo.

Terapia en los trastornos bipolares

Las mujeres que estén en tratamiento con litio y deseen quedarse embarazadas, deben comunicarlo a su médico, que valorará los riesgos de suspender el tratamiento, ya que este medicamento puede provocar malformaciones en el feto. También la carbamacepina y el ácido valproico, administrados durante el embarazo, se asocian con defectos del tubo neural en el feto, entre otras posibles malformaciones. Además, es necesario tener en cuenta que todos estos medicamentos se excretan por la leche materna.

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Psicoterapia para el trastorno bipolar

El trastorno bipolar es una enfermedad crónica y el tratamiento farmacológico debe seguirse durante muchos años, e incluso de por vida. Por este motivo, la psicoterapia se recomienda para ayudar a los pacientes a continuar con el tratamiento, y también para que tanto ellos como sus familiares comprendan mejor la enfermedad y estén preparados para identificar sus síntomas y afrontarla mejor.

Unas de las más utilizadas es la conocida como terapia interpersonal y de ritmo social, que se centra en mantener unos ritmos vitales estables en el paciente y mantener una rutina regular en los horarios de comidas y sueño. También se recurre a la terapia cognitiva conductual y la psicoeducación, para que la persona bipolar aprenda a identificar patrones de conducta negativos y sepa afrontar situaciones de estrés y controlarlas mejor.  

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Terapia electroconvulsiva

Este procedimiento de electroestimulación cerebral consiste en emitir una corriente pulsátil que desencadena una breve convulsión y provoca cambios en la química del cerebro.

Se reserva para aliviar los síntomas en los casos más graves, cuando no se obtienen las mejoras esperadas de los medicamentos o cuando no pueden tomarse por motivos de salud, como en el caso de las embarazadas, o bien cuando existe un alto riesgo de suicidio

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