Por lo general el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) va a ser una combinación de técnicas psicoterapéuticas junto con fármacos, de forma que se consigue una eficacia del 75% usando ambos mecanismos.
- Fármacos: se emplean los antidepresivos, siendo los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) los más empleados y mejor tolerados. También se emplea la clomipramina que es más potente. La asociación de ambos fármacos está indicada en casos en que haya intolerancia a altas dosis de clomipramina o que no respondan a esta. Por lo general son necesarias dosis elevadas de estos fármacos y la respuesta a los mismos suele tardar en aparecer unas semanas. Debido a que la enfermedad es de tipo crónico es preciso mantener el tratamiento de forma prolongada.
- Psicoterapia: se suelen emplear las técnicas conductuales (terapia cognitiva conductual), de forma que el paciente se expone a la obsesión y se le enseña diferentes formas de pensar o reaccionar a ese pensamiento para prevenir la respuesta que suele tener, es decir, sirven para mejorar las compulsiones. En concreto, se suele exponer al sujeto a situaciones reales, en lo que se llama terapia de exposición con prevención de respuesta, para entrenar la manera de lidiar con esa ansiedad.
- Psicocirugía: se emplea solo en casos muy graves de TOC que no responden a ningún otro tratamiento.
Los fracasos en los tratamientos del TOC se dan en pacientes que no cumplen adecuadamente las instrucciones, en pacientes depresivos y ansiosos graves, en consumidores de alcohol u otras drogas, con trastornos en las relaciones con otras personas, en pacientes que tienen poca motivación, con alteraciones en la personalidad o con bajo nivel intelectual.